jueves, 31 de diciembre de 2009

Bajo tu clara sombra

Un cuerpo, un cuerpo solo, un sólo cuerpo
un cuerpo como día derramado
y noche devorada;
la luz de unos cabellos
que no apaciguan nunca
la sombra de mi tacto;
una garganta, un vientre que amanece
como el mar que se enciende
cuando toca la frente de la aurora;
unos tobillos, puentes del verano;
unos muslos nocturnos que se hunden
en la música verde de la tarde;
un pecho que se alza
y arrasa las espumas;
un cuello, sólo un cuello,
unas manos tan sólo,
unas palabras lentas que descienden
como arena caída en otra arena....

Esto que se me escapa,
agua y delicia obscura,
mar naciendo o muriendo;
estos labios y dientes,
estos ojos hambrientos,
me desnudan de mí
y su furiosa gracia me levanta
hasta los quietos cielos
donde vibra el instante;
la cima de los besos,
la plenitud del mundo y de sus formas.

Destino del poeta

¿Palabras? Sí, de aire,
y en el aire perdidas.

Déjame que me pierda entre palabras,
déjame ser el aire en unos labios,
un soplo vagabundo sin contornos
que el aire desvanece.

También la luz en sí misma se pierde.

Final de año

Ni el pormenor simbólico
de reemplazar un tres por un dos,
ni esa metáfora baldía
que convoca un lapso que muere y otro que surge
ni el cumplimiento de un proceso astronómico
aturden y socavan
la altiplanicie de esta noche
y nos obligan a esperar
las doce irreparables campanadas.

La causa verdadera
es la sospecha general y borrosa
del enigma del Tiempo;
es el asombro ante el milagro
de que a despecho de infinitos azares,
de que a despecho de qué somos
las gotas del río de Heráclito
perdure algo en nosotros:
inmóvil.

He llevado lo límites más allá de lo planeado,
sigo buscandote en la muchedumbre
necesitamos volver a bailar un tango juntos
necesito actuar contigo hasta el fin de los tiempos.

Nuestro último acto acabó sin un final,
y escuchando tus últimas palabras devastadoras,
sigo esperando a que vuelvas por otra función,
esta vez escrita por los dos.

Mas, aún la Vida y el Destino como espectadores
esperan algo que nuestra última historia no contó.
Siguen sentados contemplando el telón
ansiosos de que sus protagonistas esten detrás de él,
y se abra nuevamente para contar otra realidad.

Yo, a pesar de que no quiero, sigo aquí
mis pies no se mueven...
Buscaría otra realidad, en vez de aparentar,
si es que hubiera otra que no fueras tú.

Deja de respirar ante mis ojos,
no me hace bien verte con vida aún,
Anda, vé donde yo no pueda encontrarte,
escapa de un alma perdida que busca su vida en ti.

Y cuando estés dispuesto para volver, avísame,
tengo más que un guión preparado,
tengo mi vida escrita en mis manos,
tengo el amor guardado en un frasco,
para usarlo cuando algo diga que es lo correcto.-

Te dejo ir

Te dejo ir como si nunca hubieses estado.
Dejo que se borre el silencio como el humo,
a veces, no hay dolor más grande que el de estar vivo,
los fantasmas llegan a tu hogar desprevenido,
el árbol no florece, consiente en pesadumbres.

Te dejo ir como si nunca la rutina, la costumbre,
poblaran de nieve un tejado de recuerdos.
Dejo también que se borren los universos
dentro del espacio que habitas,
decididamente claro, preciso, mas, aún infante.

Te dejo ir en la brisa que lleva aroma a tiempo
mientras el llanto avisa que todo ya ha pasado.
Dejo que se borre y se pierda el horizonte
más allá y aún más lejos de un olvido desarmado,
allá donde el cementerio despoblado está de versos.

Te dejo ir para siempre y para nunca
donde el jamás es total y la voz se rompe.
Dejo que se borre el tiempo de no renacer
la luz asombrada que reparte el corazón
al saberte distante, sin embargo, amanecido.

Te dejo ir para el nunca y que te quedes,
para que en tu historia florezca un amor nuevo,
que te integre y que prevalezca más intenso que el nuestro.
Dejo que se borre el pañuelo con la inicial grabada,
que, como barco de papel hacia la nada rueda.

Te dejo ir en paz, para que vuelvas, si aún no he vuelto.-

A un gato

No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Antes de las 12

Porque hoy es cuando simplemente te necesito
más que palabras quedaron al escrito y tu cierre de oro me agita
pero aún hasta las 23.59 sigues siendo mío...
No porque yo quiero que sea así, sino que el destino lo confiere...
confiere que en 22 horas debo dejarte pasar,
mas no dejo de pensar lo que el tiempo me amedita,
porque el tiempo es mi mejor antagonista, o quizás el único.

Arrojada a la quietud
divisaré esa playa última de tu ser
y te veré por vez primera quizás como Dios ha de verte,
desbaratada la ficción del Tiempo
sin el amor, sin mí aunque perteneciéndome.

En el éxtasis de un atardecer que no será una noche,
oiré tu voz recordandome que sigues aquí,
que me sigues leyendo mas no quieres,
y habrá una mejor suerte en la vida que no nos tocará vivir.

Por otro lado
debo dejar de amarte hoy a las 12.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Poco arte

No soy poeta,
no me da inspiración mirar la lluvia caer,
ni ver esconderse el sol cada tarde,
porque no soy poeta.

No me llama ser artista,
no tendría tanta atención,
perdería el control, esquisofrenia...
Simple hipocresía que me perdura en el tiempo...

Dime

Dime por favor donde no estás
en qué lugar puedo no ser tu ausencia
dónde puedo vivir sin recordarte,
y dónde recordar, sin la presencia del dolor.

Dime por favor en que vacío,
no está tu sombra llenando los espacios
dónde mi soledad es ella misma,
y no el sentir que tú te encuentras lejos.

Dime por favor por cual camino,
podré yo caminar, sin ser tu huella
dónde podré correr no por buscarte,
y dónde descansar de mi triste alma.

Dime por favor cuál es la noche,
que no tiene el color de tu mirada
cuál es el sol, que tiene tan solo luz,
y no la sensación que me provoca tu necesidad.

Dime por favor donde hay un mar,
que no susurre a mis oídos tus palabras.

Dime por favor en qué rincón,
nadie podrá ver mi desgastado llanto
dime cuál es el hueco de mi almohada,
que no tiene apoyada tu cabeza.

Dime por favor cuál es la noche,
en que vendrás, para velar la pesadilla de no tenerte
que no puedo vivir, porque te extraño
y evito morir porque te deseo.-

Apenas te veo...

Apenas te veo, o antes de verte,
en lo mínimo del encuentro,
ya presiento que lo que nos rodea
es nuestra trampa,
que el cielo tiembla.

Pero nos salvamos,
amorosos, de lo negro.
Nos salvamos de esa penumbra de teatros
que otros llaman mundo
y nosotros llamamos cosa, disparidad y tontería.-

Quiero mirarte...

Quiero mirarte, dejar encendida la luz.
Quiero no estar segura de mis cegueras,
encender las esquinas de esta cama constante.

Porque demasiado sabemos de las cosas tristes
y de las cosas mudas, y demasiado
de los ojos, los apenas-ojos
de los cadáveres rosados.

Hoy es preferible dejar encendida la luz.
Oigamos el rumor de la ventana.-

Poema III

El día avanza rápidamente.
En su rostro no queda rastros de luna.
Una llovizna desnuda conserva su melodía
en las hojas de las higueras
que custodian la cabaña.

En la lejanía brillan trozos de arcoíris roto.
Chispea el sol sobre el valle,
y sus rayos palpitan en las agujas de los pinos
que intentan penetrar en el bosque.

Quieren conseguir desentrañar secretos,
enigmas que permanecen ocultos
bajo una escarcha sortílega.

La sombra de la noria que rueda junto al río,
acaricia sus orillas tratando de apaciguar
la bravura de su nacimiento.

Él, no puede avanzar en sus recuerdos.
Solo tiene presente los asomos apasionados de Ella,
miradas cosidas por unas pestañas salvajes,
que brotando del musgo de sus ojos,
trataban de convencerle de lo imposible de su amor.-

Ausencia del unicornio

Dulce bien,
¿cómo acordarse para no herir?
¿a qué costado?
Las ventanas
se vuelven un coloquio.
Las paredes escuchan.

No acierto a contemplarme.

Y aquí estoy
guardando de nuevo las reliquias.

Soy una tejedora que urde y trama
a su solo deseo,
la guirnalda, la música,
las joyas, el fruto, el asta erguida,
el espejo vacío:
el sol de los amantes.-

A un poeta

Entre mi amor y yo han de levantarse
trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.

No habrá sino recuerdos.
Oh tardes merecidas por la pena,
noches esperanzadas de mirarte,
campos de mi camino, firmamento
que estoy viendo y perdiendo...
Definitiva como un mármol
entristecerá tu ausencia otras tardes.-

Debo fingir...

Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.

Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.

Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.

Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.-

Ciega

No sé cuál es la cara que me mira
cuando miro la cara del espejo;
no sé qué mujer acecha en su reflejo
con silenciosa y ya cansada ira.

Lenta en mi sombra, con la mano exploro
mis invisibles rasgos. Un destello
me alcanza. He vislumbrado tu cabello
que es de ceniza o es aún de oro.

Repito que he perdido solamente
la vana superficie de las cosas.
El consuelo es valiente,

Pero pienso en las letras y en las rosas.
Pienso que si pudiera ver mi cara
sabría quién soy en esta rara tarde.-

Última tonada

¿Que adónde voy con esas caras tristes
y un borbotón de venas heridas en mi frente?


Voy a despedir rosas al mar,
a deshacerme en olas más altas que los pájaros,
a quitarme caminos que ya andaban en mi corazón como raíces...


Voy a perder estrellas,
y rocíos,
y riachuelitos breves donde amé la agonía que arruinó
mis montañas
y un rumor de palomas
especial,
y palabras...


Voy a quedarme sola,
sin canciones, ni piel,
como un túnel por dentro,
donde el mismo silencio
se enloquece y se mata.-

Pesares

Dime que fue lo que hice,
quiero deshacer la tamplanza que he dejado
hacerte entender que no quiero verte más en sueños
ni hacer cantar a mi guitarra una canción para ti.

Cuéntame por qué no me dejas ir,
rehace tu vida y sé feliz sin el veneno de por medio
sin las frases bonitas que me hacen dudar
sin tu poesía macabra que le da placer a la tristeza.

Y sin más vete y vuela con las alas que me ocultaste,
vuela para no seguir manteniendote en infierno,
déjame maldecir mis malos actos,
para no sentirme culpable de tus palabras con mi nombre.

Anda que no quiero verte en mi ventana,
deja que mi mente salga de tu poesía
permíteme no explicar mis motivos
y deja de mirarme cuando leo tus pensamientos.

No te buscaré cuando esté lista,
no lo haré porque no quiero
y cuando me dejes desaparecer,
la paloma volará sobre tu cabeza
con el beso de tu pareja en la mejilla.-

Poema VIII

He vuelto con el cantar del águila
a lo sagrado que se implantó mi cuerpo,
sagrado mientras cabeza y mente
pueda no hacer flaquear mis fuerzas.

No te culpo por mis actos,
debí volver a lo que soy
dedos huesudos y moretones en mis párpados
dolor de costillas lunes a jueves de 7 a 9.

La psicóloga mencionó algo de amor,
no la escuché, parecí o quise quedar sorda un instante
pretendo deshacer lo que se provocó,
el pensamiento en mi mente es mi mejor amigo.

Y sin decir más me lanzé al abismo,
contuve mis ganas de gritar
hasta que mis ojos escaparan de sus órbitas
hasta que mi vida disolviera su destino,
su mecanismo y su razón.

Si decido volver a ti te pido de antemano perdón,
perdón por mi egoísmo y orgullo,
perdón por el repetido daño que haré,
perdón por no dejar y seguir amándote.-

Inexistencia del tiempo

Si he de pensar aún
cuántos días faltarán para volver a nacer
debo decirte que solo tu lo sabes,
yo solo tengo el poder para morir.

Y he de imaginar que viendo a la luna
reclaman tus palabras a la inalcanzable rosa blanca
una vez más de mis sueños truncados
otra vez en el olvido.

Además he de soñar con verte a mi lado
con un amor clandestino jamás resuelto
mientras pensamos en lo difícil que es
no escapar nunca de una frágil ilusión

Porque no he de contar cuanto falta
sino que he de esperar a que esto termine
mas nunca empezó, por lo tanto
nunca morirá, es decir
no volveré a nacer, corazón.-

Rocío

Mientras desfila la infinita gota de rocío
por el camino de mi garganta
pienso en cual ha sido el momento
en el que ha decidido entrar a mi.

La siento recorrer caminos dispersos
y llendo en ramificaciones
sabiéndome entera
por lo tanto, sabiéndote.

Y sin más no deja olvidar,
el rocío de tu templanza
ha caído en lo húmedo de mis ojos,
el rocío de tus caricias es lo que ahora me golpea.

Mas, me siento crecer,
¿Has de ser tú,
la vida que la lluvia
cobija en mis entrañas?

¡Oh radiante agonía!
Cuéntame para qué he dejado de ser,
abandonar mi visión y persuasión
el egoísmo de continuar sola.

Porque sí, te siento
te vuelvo a ver, aún cuando vuelves a mis palabras
incluso he de conocerte,
he de pasar por tus palabras,
para que sepas de qué tratan las mías,
he de guardarte un lugar en mi cama,
para volver a sentirme acompañada en mis noches contigo.-

Escrito con tinta verde

La tinta verde crea jardines, selvas, prados,
follajes donde cantan las letras,
palabras que son árboles,
frases que son verdes constelaciones.


Deja que mis palabras, oh blanca, desciendan
y te cubran como una lluvia de hojas a un campo de nieve,
como la yedra a la estatua,
como la tinta a esta página.


Brazos, cuello, labios,
la frente pura como el mar,
la nuca de bosque en otoño,
los dientes que muerden una hoja de yerba.


Tu cuerpo se constela de signos verdes
como el cuerpo del árbol de renuevos.
No te importe tanta pequeña cicatriz luminosa:
mira al cielo y su verde tatuaje de estrellas.-

El desconocido

La noche nace en espejos de luto.
Sombríos ramos húmedos
ciñen su pecho y su cintura,
su cuerpo azul, infinito y tangible.
No la puebla el silencio: rumores silenciosos,
peces fantasmas, se deslizan, fosforecen, huyen.
La noche es verde, vasta y silenciosa.
La noche es morada y azul.
Es de fuego y es de agua.
La noche es de mármol negro y de humo.
En sus hombros nace un río que se curva,
una silenciosa cascada de plumas negras.

La noche es un beso infinito de las tinieblas infinitas.
Todo se funde en ese beso,
todo arde en esos labios sin límites,
y el nombre y la memoria
son un poco de ceniza y olvido
en esa entraña que sueña.

Noche, dulce fiera,
boca de sueño, ojos de llama fija y ávida,
océano,
extensión infinita y limitada como un cuerpo acariciado a oscuras,
indefensa y voraz como el amor,
detenida al borde del alba como un venado a la orilla del susurro o del miedo,
río de terciopelo y ceguera,
respiración dormida de un corazón inmenso, que perdona:
el desdichado, el hueco,
el que lleva por máscara su rostro,
cruza tus soledades, a solas con su alma.

Tu silencio lo llama,
rozan su piel tus alas negras,
donde late el olvido sin fronteras,
mas él cierra los poros de su alma
al infinito que lo tienta,
ensimismado en su árida pelea.

Nadie lo sigue, nadie lo acompaña.
En su boca elocuente la mentira se anida,
su corazón está poblado de fantasmas
y el vacío hace desiertos los latidos de su pecho.
Dos perros amarillos, hastío y avidez, disputan en su alma.
Su pensamiento recorre siempre las mismas salas deshabitadas,
sin encontrar jamás la forma que agote su impaciencia,
el muro del perdón o de la muerte.
Pero su corazón aún abre las alas
como un águila roja en el desierto.

Suenan las flautas de la noche.
El mundo duerme y canta.
Canta dormido el mar;
ojo que tiembla absorto,
el cielo es un espejo donde el mundo se contempla,
lecho de transparencia para su desnudez.

Él marcha solo, infatigable,
encarcelado en su infinito,
como un solitario pensamiento,
como un fantasma que buscara un cuerpo.-

Más allá del amor

Todo nos amenaza:
el tiempo, que en vivientes fragmentos divide
a la que fui
de la que seré,
como el machete a la culebra;
la conciencia, la transparencia traspasada,
la mirada ciega de mirarse mirar;
las palabras, guantes grises, polvo mental sobre la yerba,
el agua, la piel;
nuestros nombres, que entre tú y yo se levantan,
murallas de vacío que ninguna trompeta derrumba.

Ni el sueño y su pueblo de imágenes rotas,
ni el delirio y su espuma profética,
ni el amor con sus dientes y uñas nos bastan.
Más allá de nosotros,
en las fronteras del ser y el estar,
una vida más vida nos reclama.

Afuera la noche respira, se extiende,
llena de grandes hojas calientes,
de espejos que combaten:
frutos, garras, ojos, follajes,
espaldas que relucen,
cuerpos que se abren paso entre otros cuerpos.

Tiéndete aquí a la orilla de tanta espuma,
de tanta vida que se ignora y se entrega:
tú también perteneces a la noche.
Extiéndete, blancura que respira,
late, oh estrella repartida,
copa,
pan que inclinas la balanza del lado de la aurora,
pausa de sangre entre este tiempo y otro sin medida.-

Otoño

En llamas, en otoños incendiados,
arde a veces mi corazón,
puro y solo. El viento lo despierta,
toca su centro y lo suspende
en luz que sonríe para nadie

Busco unas manos,
una presencia, un cuerpo,
lo que rompe los muros
y hace nacer las formas embriagadas,
un roce, un son, un giro, un ala apenas;
busco dentro mí,
huesos, violines intocados,
vértebras delicadas y sombrías,
labios que sueñan labios,
manos que sueñan pájaros...

Nocturno

Sombra, trémula sombra de las voces.
Arrastra el río negro mármoles ahogados.
¿Cómo decir del aire asesinado,
de los vocablos huérfanos,
cómo decir del sueño?

Sombra, trémula sombra de las voces.
Negra escala de lirios llameantes.
¿Cómo decir los nombres, las estrellas,
los albos pájaros de los pianos nocturnos
y el obelisco del silencio?

Sombra, trémula sombra de las voces.
Estatuas derribadas en la luna.
¿Cómo decir, camelia,
la menos flor entre las flores,
cómo decir tus blancas geometrías?

¿Cómo decir, oh Sueño, tu silencio en voces?

Visitas

A través de la noche urbana de piedra y sequía
entra el campo a mi cuarto.
Alarga brazos verdes con pulseras de pájaros,
con pulseras de hojas.
Lleva un río de la mano.
El cielo del campo también entra,
con su cesta de joyas acabadas de cortar.
Y el mar se sienta junto a mí,
extendiendo su cola blanquísima en el suelo.
Del silencio brota un árbol de música.
Del árbol cuelgan todas las palabras hermosas
que brillan, maduran, caen.
En mi frente, cueva que habita un relámpago...
Pero todo se ha poblado de alas.-

 

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