viernes, 29 de enero de 2010

Hoy, el alma canta
la mente piensa,
el cuerpo baila,
la angustia crece,
el sentimiento no existe...

jueves, 28 de enero de 2010

Hola extraño,
parecía que no te hubiece olvidado,
la mente dice que no...
el corazón... bombea sangre.

Hola extraño,
llegas nuevamente con manchas en tu ropa
un tanto despeinado,
vuelves con ganas de asesinar...

Hola extraño,
ni un momento atrasado
te invito a mirar,
aquella, tu foto, desvaneciendoce en mi cajón.

Hola extraño,
hubo puntos no tocados,
canciones no cantadas,
más jugo derramado.

Hola extraño,
sé no saber quien eres,
te intuyo a mi lado,
te adivino en un futuro.

No te conozco, y yo...
yo en silencio...

Mas,
sigo caminando de puntillas
a la orilla de mi sombra...
buscándote...

Adiós extraño,
te he guardado mi lugar,
avísame cuando llegues otra vez,
quiero conocer al conocido.

miércoles, 27 de enero de 2010

¿Quién es? -No sé: a veces cruza
por mi senda, como el ángel
del ensueño: siempre solo...
siempre mudo... siempre pálido...
¿Su nombre? No me es necesario.
¿De dónde viene?
Lo ignoro. Nos encontramos,
me mira un momento y pasa:
¡Siempre solo...! ¡Siempre triste...!
¡Siempre mudo...! ¡Siempre pálido!

Hombre: ha mucho que llevo
tu imagen dentro del alma.
Si las sombras que te cercan,
si los misterios que guardas
deben ser impenetrables
para todos, debes callar

Yo sólo demando amores:
yo no te pregunto nada

¿Buscas reposo y olvido?
Yo también. El mundo cansa.
Partiremos lejos,
lejos de la gente, a tierra inalcanzable;
y cual las aves que anidan
en las torres solitarias,
confiaremos a la sombra
nuestro amor y nuestras ansias...
¿Versos autobiográficos ? Ahí están mis canciones,
allí están mis poemas: yo, como las naciones
venturosas, y a ejemplo de el hombre honrada,
no tengo historia: nunca me ha sucedido nada,
¡oh, noble amigo ignota!, que pudiera contarte.

Pues en mis años he adivinado del Arte
la armonía y el ritmo, caros al musageta,
y, pudiendo hablar, preferí escribir.

-¿Y después?
-He sufrido, como todos, y he amado.
¿Mucho?
-Lo suficiente para que me perdonen...

sábado, 23 de enero de 2010

Tengo caído el sueño,
y la voz suspendida de mariposas muertas.
El corazón me sube amontonado y solo
a derrotar auroras en mis párpados.
Perdida va mi risa
por la ciudad del viento más triste y devastada.
Mi sed camina en ríos agotados y turbios,
rota y despedazándose.
Amapolas de luz, mis manos fueron fértiles
tentaciones de incendio.
Hoy, cenizas me tumban para el nido distante.
¡Oh mar, no esperes más!
Casi voy por la vida como gruta de escombros.
Ya ni el mismo silencio se detiene en mi nombre.
Inútilmente estiro mi camino sin luces.
Como muertos sin sitio se sublevan mis voces.
¡Oh mar, no esperes más!
Déjame amar tus brazos con la misma agonía
con que un día nací. Dame tu pecho azul,
y seremos por siempre el corazón del llanto

jueves, 21 de enero de 2010

Ya no existe ni vida ni muerte,
tan solo el fantasma de tu presencia,
inundando los tiempos,
destruyendo mi ser y su memoria.

Ni el sueño y su pueblo de imágenes rotas,
ni el delirio y su espuma profética,
ni el amor con sus dientes y uñas nos bastan.
Más allá de nosotros,
en las fronteras del ser y el estar,
una vida más vida nos reclama.

Mientras que en lo nuestro, no hay formas
sino tu inmóvil nombre, como estrella.
En sus orillas cantan
el espanto y la sed de lo invisible.

Olfato gusto vista oído tacto
el sentido anegado en lo sentido
los cuerpos abolidos en el cuerpo
memorias desmemoriadas de haber sido
antes después ahora nunca siempre

Entre la vida inmortal de la vida
y la muerte inmortal de la historia
hoy es cualquier día
en un cuarto cualquiera
Festín de dos cuerpos a solas
fiesta de ignorancia saber de presencia
Hoy
esculpimos un Dios instantáneo
tallamos nuestro vértigo,
nos amamos a solas.

Dame, llama invisible, espada fría,
tu persistente cólera,
para acabar con todo,
oh mundo seco,
oh mundo desangrado,
para acabar con todo.

Arde, sombrío, arde sin llamas,
apagado y ardiente,
ceniza y piedra viva,
desierto sin orillas.

Arde en el vasto cielo, laja y nube,
bajo la ciega luz que se desploma
entre estériles peñas.

Arde en la soledad que nos deshace,
tierra de piedra ardiente,
de raíces heladas y sedientas.

Arde, furor oculto,
ceniza que enloquece,
arde invisible, arde
como el mar impotente engendra nubes,
olas como el rencor y espumas pétreas.
Entre mis huesos delirantes, arde;
arde dentro del aire hueco,
horno invisible y puro;
arde como arde el tiempo,
como camina el tiempo entre la muerte,
con sus mismas pisadas y su aliento;
arde como la soledad que te devora,
arde en ti mismo, ardor sin llama,
soledad sin imagen, sed sin labios.
Para acabar con todo,
oh mundo seco,
para acabar con todo.
No hay
ni un alma entre los árboles.
Y yo
no sé adónde me he ido.
Ruidos confusos, claridad incierta
Otro día comienza.
Es un cuarto en penumbra
y dos cuerpos tendidos.
En mi frente me pierdo
por un llano sin nadie.
Ya las horas afilan sus navajas.
Pero a mi lado tú respiras;
entrañable y remoto
fluyes y no te mueves.
Inaccesible si te pienso,
con los ojos te palpo,
te miro con las manos.
Los sueños nos separan
y la sangre nos junta:
somos un río de latidos.
Bajo tus párpados madura
la semilla del sol.
El mundo
no es real todavía,
el tiempo duda:
sólo es cierto
el calor de tu piel.
En tu respiración escucho
la marea del ser,
la sílaba olvidada del Comienzo.
Con la lengua cortada
y los ojos abiertos
el ruiseñor en la muralla

Ojos de pena acumulada
y plumaje de sangre
el ruiseñor en la muralla

Plumas de sangre y breve llamarada
agua recién nacida en la garganta
el ruiseñor en la muralla

Agua que corre enamorada
agua con alas
el ruiseñor en la muralla

Entre las piedras negras la voz blanca
del agua enamorada
el ruiseñor en la muralla

Con la lengua cortada canta
sangre sobre la piedra
el ruiseñor en la muralla
A la luz cenicienta del recuerdo
que quiere redimir lo ya vivido
arde el ayer fantasma. ¿Yo soy esa
que baila al pie del árbol y delira
con nubes que son cuerpos que son olas,
con cuerpos que son nubes que son playas?
¿Soy la que toca el agua y canta el agua,
la nube y vuela, el árbol y echa hojas,
un cuerpo y se despierta y le contesta?
Arde el tiempo fantasma:
arde el ayer, el hoy se quema y el mañana.
Todo lo que soñé dura un minuto
y es un minuto todo lo vivido.
Pero no importan siglos o minutos:
también el tiempo de la estrella es tiempo,
gota de sangre o fuego: parpadeo.
Ya no consigo entrar,
quizás no quiero entrar,
esas puertas siguen abiertas,
hay algo que no me quiere dentro...

Espero en la puerta,
espero a que salgas
espero verte
espero ser feliz aquí afuera.

Afuera no queda más que un triste jazz,
una silla y un libro quemado,
quizás me hacen falta unos cigarros,
no quiero entrar a buscarlos.

Te veo dentro,
distraído, no volteas, ni siquiera por curiosidad,
ries, lloras, cantas, fantaseas
mas, no volteas, ni siquiera por curiosidad.

...


Mientras se absorve mi mundo,
pienso y no razono
no observo, no escucho..
te oigo y veo..
Mas, aún te siento

Quizás quedé adentro, y ya todo salió,
nadie se voltearía a mirar adentro,
nadie se volearía aunque las puertas estuvieran abiertas,
nadie se voltearía si supieran que nadie saldrá.

...Quiero salir
y que el tiempo no me haya dejado atrás,
mas quiero que te voltees,
quiero que estes conmigo si no es aquí...


...Quiero salir...
No destruyas el camino de regreso,
no se te olvide que alguien te nombra.

El silencio y la soledad también lo hacen
y caminan por el sendero que ya no existe
buscando algo, alguien que les pertenezca
que no se olvide de sus existencias.

Pareciera que mis pasos agigantados
esperan existir para verte pronto,
no quiero caminar despacio,
no, si esperas al otro lado del umbral.

Nos sabemos tanto, amor,
que no hay necesidad
de destruir el camino.

...No se te olvide, que aún, alguien te nombra.

miércoles, 20 de enero de 2010

El día abre la mano
Tres nubes
Y estas pocas palabras

Al alba busca su nombre lo naciente
Sobre los troncos soñolientos centellea la luz
Galopan las montañas a la orilla del mar
El sol entra en las aguas con espuelas
La piedra embiste y rompe claridades
El mar se obstina y crece al pie del horizonte
Tierra confusa inminencia de escultura
El mundo alza la frente aún desnuda
Piedra pulida y lisa para grabar un canto
La luz despliega su abanico de nombres
Hay un comienzo de himno como un árbol
Hay el viento y nombres hermosos en el viento

Hoy.... no puedo escribir, me tiembla la mano al tomar el lápiz,

tampoco puedo hablar de ti, mi voz se quiebra al hacerlo.

no puedo decir lo que siento, pues mi alma esta vacia

no sé si aún vivo, no escucho el latir mi corazón.

se viene una tormenta, se oscurece el cielo,

parece que llueve, no, es mi llanto

Hoy, siento el vacío sobre mi,

no respiro, me ahogo,

me siento dolente,

estoy perdida,

no te culpo,

lo siento,

te amo

aún.

Recíbeme

Recíbeme con aliento infinito
de racimo apretado y de vendimia.
Recíbeme con paciencia de espera
en el atardecer de los inciensos,
en el edredón de tus brazos
formando una cruz con este grito.

Recíbeme...leeré poemas en tu regazo,
ábreme la puerta de los párpados,
llévame a tus orillas quietas,
transparente manantial, cántaro fresco,
con el alma dispuesta e inquieta,
como acepta al rocío los fresnos.

Prepara el corazón en esta espera,
quizás llegue en esta madrugada.
Recíbeme, mis manos son alondras,
mi pecho un puñado de palomas.
Oyes mis palabras? Están acostumbradas
al eco de nombrarte. A solas.

Amor, estoy contigo y con el alma,
se desprende y viaja en este instante
aunque aún, aún no sepas nada.
Recíbeme así, ahora, y calla,
Aquí estoy, me sientes?
No nos hacen falta las palabras.


martes, 19 de enero de 2010

He visto como tu boca
creaba el mundo de las palabras;

como tu mirada fervorosa
hacía mágicamente los colores
que se dilataban en mis pupilas;

como tus manos
se inventaban entre juegos
las placenteras caricias...

como tu mente
colicionaba con el caos de las ideas,
sentándose en su trono.

y,
lo demás ya no lo recuerdo
estaba distraída prestándote atención.

Las estrellas han muerto

Hay calor en este invierno
y en la ventisca, hay cometas que incineran;
las galaxias fenecen a mis pies,
las entierro bajo promesas del infortunio.
Caen los planetas del cielo
y se tiñe de Océano el horizonte,
pero las estrellas han escrito su historia ...

y han muerto.

Cuando


Cuando el mar se seque de tanto llorar,
cuando el cielo de las estrellas no se acuerde;

cuando la Luna no busque a la noche más,
y en cataclismos románticos le recuerde.
Cuando los amantes difusos en la niebla están,
y entre miradas se busquen inermes;

cuando entre dilemas y aforismos que no bastan,
colapsan las confusiones de pensamientos yacentes.

Cuando el Sol ya no ilumine
con sus rayos dorados
el tibio rostro de la mañana;
cuando desquiciada la tarde solloce
sobre el menguante lunar que le aclama.

Cuando los árboles se cansen ya de respirar;
cuando el corazón, por sí mismo, pare de palpitar.
Cuando desaparezcas y no vuelvas.

viernes, 1 de enero de 2010

Tengo que hablaros de él.

Tengo que hablaros de el.
Suscita fuentes en el día,
puebla de mármoles la noche.
La huella de su pie
es el centro visible de la tierra,
la frontera del mundo,
sitio sutil, encadenado y libre;
discípulo de pájaros y nubes
hace girar al cielo;
su voz, alba terrestre,
me anuncia el rescate de las aguas,
el regreso del fuego,
la vuelta de la espiga,
las primeras palabras de los árboles,
la blanca monarquía de las alas.

No vio nacer al mundo,
mas se enciende su sangre cada noche
con la sangre nocturna de las cosas
y en su latir reanuda
el son de las mareas
que alzan las orillas del planeta,
un pasado de agua y de silencio
y las primeras formas de la materia fértil.

Tengo que hablaros de el,
de su fresca costumbre
de ser simple tormenta, rama tierna.

Monólogo

Bajo las rotas columnas,
entre la nada y el sueño,
cruzan mis horas insomnes
las sílabas de tu nombre.

Tu ceremonioso pelo,
relámpago del verano,
vibra con dulce violencia
en la espalda de la noche.

Corriente oscura del sueño
que mana entre las ruinas
y te construye de nada:
amargos recuerdos, olvido,
húmeda costa nocturna
donde se tiende y golpea
un mar sonámbulo, ciego.

Entre irse y quedarse

Entre irse y quedarse duda el día,
enamorado de su transparencia.

La tarde circular es ya bahía:
en su quieto vaivén se mece el mundo.

Todo es visible y todo es elusivo,
todo está cerca y todo es intocable.

Los papeles, el libro, el vaso, el lápiz
reposan a la sombra de sus nombres.

Latir del tiempo que en mi sien repite
la misma terca sílaba de sangre.

La luz hace del muro indiferente
un espectral teatro de reflejos.

En el centro de un ojo me descubro;
no me mira, me miro en su mirada.

Se disipa el instante. Sin moverme,
yo me quedo y me voy: soy una pausa.
 

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